Los deportistas que entrenan para una competición y que necesitan reducir su porcentaje de grasa se enfrentan a un desafío importante: mantener la intensidad y el volumen del entrenamiento mientras consumen una cantidad insuficiente de energía.
La literatura científica sustenta que la restricción calórica resulta en una disminución de la masa grasa, pero también de la masa libre de grasa, la fuerza muscular, la resistencia, los reflejos, aumenta el apetito, la irritabilidad y la fatiga. Esto conduce a un aumento del estrés y un comportamiento letárgico, que puede afectar en otras facetas del día a día.
Peos et al. (2021) muestran como la ruptura de 1 semana completa del déficit calórico no provoca cambios significativos en la masa grasa o las concentraciones de leptina. Aunque sí se observan reducciones significativas en el hambre, mayor plenitud y satisfacción.
Esta ruptura disminuye la irritabilidad, al tiempo que aumenta el estado de alerta y la resistencia muscular del tren inferior, lo que abre una posible aplicación práctica de un entrenamiento específico asociado a este evento dietético.
Este descanso dietético, que facilita lograr un equilibrio energético, mientras se mantiene una ingesta proteica alta y moderada-baja de grasas, no parece que favorezca el aumento de la tasa metabólica en reposo y viene acompañado de un ligero aumento de peso (0,6 kg), promovido, entendemos, por un aumento de los depósitos de glucógeno muscular (glucosa + agua).
Dentro de una fase de mejora de la composición corporal pueden coexistir periodos de restricción calórica y rupturas del déficit energético.
Esto favorece la adherencia a la intervención nutricional, pero también podría suponer un alivio del estrés psicológico y físico al que el deportista se encuentra sometido.
Resumen:
- Romper el déficit energético durante 1 semana cuando queremos perder grasa no aumenta el peso corporal.
- El descanso dietético puede proporcionar una mejora en la resistencia al entrenamiento, reducir el apetito y la irritabilidad
