La primera consulta de Nutrición es el paso previo y necesario para poder confeccionar un plan nutricional. En ella desde nuestra consulta llevamos a cabo 4 intervenciones: la entrevista dietética, la evaluación y valoración de la composición corporal, el establecimiento de los objetivos y la introducción al Método nutricional.
Veamos en qué consiste cada uno de ellos.
La entrevista dietética
Antes de realizar una intervención dietético-nutricional, es decir la confección de un plan nutricional, es necesario evaluar el estado nutricional del individuo, mediante lo que se conoce como entrevista dietética.
El conocimiento de los hábitos, consumos, frecuencias y las preferencias alimentarias, así como el contexto que rodea a las personas, es fundamental para poder ofrecer un consejo alimentario adecuado y personalizado.
La realización de una buena entrevista, que sea capaz de recoger la información cualitativa y cuantitativa, junto con la experiencia del entrevistador, determinarán la calidad de la información obtenida.
En la entrevista dietética se recogen además todos los aspectos relacionados con los antecedentes patológicos, pasados o presentes, su tratamiento farmacológico, hábitos tóxicos (alcohol, tabaco), estilo de vida y la valoración de la actividad física (tipo, duración, intensidad y frecuencia).
De esta forma mientras se reúne toda la información se realiza un primer análisis y una valoración, con el fin de obtener un diagnóstico nutricional, que será necesario para poder establecer los objetivos personalizados.
La información de la entrevista dietética debe completarse con la obtenida mediante la exploración física y la evaluación de la composición corporal, junto con la valoración bioquímica (analítica sanguínea) siempre que sea posible.
Evaluación de la composición corporal y del estado de salud
En la consulta de nutrición se utilizan de manera habitual dos métodos para la evaluación de la composición corporal: la bioimpedancia eléctrica (BIA) y el análisis antropométrico (antropometría), aunque este último suele estar reservado para deportistas.
La BIA es un método no invasivo y de fácil aplicación que evalúa la composición corporal. Está basado en las propiedades eléctricas que poseen los distintos tejidos del cuerpo humano. De forma resumida, la BIA, basándose en la cantidad de agua corporal total, estima la cantidad de masa libre de grasa y de masa grasa existente.
El modelo de BIA más utilizado es el tetrapolar, que recoge los datos a través de 4 electrodos, y multifrecuencia o de múltiples frecuencias, un modelo más preciso a la hora de diferenciar variaciones en los niveles de hidratación.
Para llevar a cabo un correcto análisis de la composición corporal mediante BIA y asegurar la exactitud de las medidas es necesario seguir las normas descritas por FEMEDE en el documento de consenso de 2009:
- No comer ni beber en las 4 horas previas al test de BIA
- No realizar ejercicio extenuante 12 horas antes
- Orinar 30 minutos antes del test
- No consumir alcohol 48 horas antes
- No realizar preferentemente en fase lútea
- No tomar diuréticos 7 días antes
- Retirar todo elemento metálico del cuerpo (relojes, anillos, pulseras…)
En apenas unos segundos la medición arrojará multitud de datos, algunos de estos datos son:
- Peso y masa grasa
El peso corporal es un dato importante que puede afectar a la salud, pero cuando se utiliza como marcador aislado no es suficiente. Por eso es necesario conocer la composición corporal del individuo, que está condicionada por la cantidad de masa grasa y la cantidad de masa libre de grasa.
La masa libre de grasa engloba distintos tejidos: el músculo, el hueso y el tejido conjuntivo, mientras que la masa grasa determina el tejido adiposo.
Los aparatos de BIA denominados segmentales, como el utilizado en nuestra consulta, pueden incluso conocer la localización de la grasa en el cuerpo e informarnos de su distribución en los distintos segmentos corporales (tronco, piernas, brazos).
- Grasa subcutánea y grasa visceral
La grasa subcutánea es la grasa que se almacena entre el músculo y la piel. Esta grasa puede palparse fácilmente, tal y como se realiza en las mediciones antropométricas, mediante la obtención del tamaño de varios pliegues cutáneos.
Pero existe otra grasa de más difícil acceso, la grasa visceral, que se encuentra alojada en la cavidad abdominal. Esta grasa recubre, e incluso se infiltra, dentro de los órganos. Es mucho más peligrosa que la anterior, dado que interfiere en el normal funcionamiento del órgano afectado, favoreciendo la aparición de enfermedades cardiovasculares y diabetes, además de producir una mayor lipotoxicidad.
Las básculas de BIA más avanzadas, como la que utilizamos en consulta, son capaces de arrojar los valores de grasa visceral, lo que informa del nivel de riesgo existente, ayudando al paciente y al profesional en el seguimiento de su evolución una vez iniciado el tratamiento dietético.
- Metabolismo basal y edad metabólica
El metabolismo basal o la tasa metabólica basal son términos que indican la cantidad de energía que necesita el cuerpo para cubrir sus funciones básicas en estado de reposo y en ayuno. Esta tasa metabólica basal depende de varios factores, entre ellos la edad, el sexo, el peso o el estado de salud, pero también de otros como la masa muscular y el tejido adiposo. La tasa metabólica basal es de suma importancia ya que se estima que representa entre el 60 y el 70% del gasto calórico diario.
La edad metabólica compara la tasa metabólica basal actual del individuo, con su edad biológica (edad real) y frente a la tasa metabólica promedio de una persona de su misma edad. De esta forma la edad metabólica, en función de nuestra composición corporal y de nuestros hábitos, puede ser menor que nuestra edad real, lo que indica una mejor salud, o puede ser mayor que nuestra edad biológica, lo que indica que debemos realizar cambios en nuestro estilo de vida.
- Sarcopenia y falta de masa muscular
La sarcopenia es una enfermedad progresiva que provoca una disminución de la fuerza, el tono y la masa muscular, derivando en una reducción de la función y la capacidad física. Esta perdida de funcionalidad de la musculatura y la fragilidad, asociada con la tercera edad, puede observarse en personas de mediana edad con una baja condición física.
La composición corporal y la falta de masa muscular produce una disminución del metabolismo basal, dificultando en ocasiones la reducción de los niveles de grasa en personas con sobrepeso u obesidad.
De modo paralelo, en niños y adolescentes se observa, en ocasiones, tras la medición con BIA, una falta de masa muscular no sarcopénica, que puede estar ligada o no al sobrepeso.
Es por eso que la BIA puede facilitar al profesional información precisa acerca de las directrices para el tratamiento, que incluya no solo la educación nutricional sino también el ejercicio de fuerza.
Establecimiento de los objetivos: plan de acción
Una vez recogidos todos los datos en esta primera consulta se identifican cuales son los objetivos nutricionales. Y con ellos se traza un plan de acción de manera personalizada y consensuada. Muchas veces se confunden los objetivos nutricionales con la finalidad última del tratamiento nutricional. Los objetivos nutricionales responden a las acciones que debemos llevar a cabo para provocar determinadas consecuencias, es decir para conseguir un resultado final. Saber que quiero perder 5 kg y no recuperarlos no resuelve el qué debo de hacer para perderlos. Ese qué debo hacer son los objetivos nutricionales y son distintos para cada persona.
Introducción al Método nutricional
Estamos en la parte final de la primera consulta, es hora de comenzar con el aprendizaje de nuestro Método nutricional, que se basa en enseñar al paciente a crear sus propios menús en base a sus gustos. Este método permite mucha flexibilidad a la vez que garantiza el aprendizaje, ya que se entiende el porqué de las cosas, y el paciente se convierte en su propio nutricionista en unas pocas semanas.
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