Desde las últimas décadas se ha tratado de desarrollar edulcorantes sanos. Y es que la ingesta de energía ha aumentado, a la par que ha descendido el consumo de fibra, lo que ha contribuido al incremento de las enfermedades no transmisibles.
Recientemente la OMS ha advertido de que la ingesta de azúcar segura es cero, mientras que con anterioridad sostenía que no debía superar el 5-10% de las calorías diarias consumidas.
Una de las estrategias para lograr una pérdida de peso exitosa es la abstención en el consumo de azúcares, y su reemplazo por edulcorantes artificiales, que prometen mantener la palatabilidad sin añadir calorías, ¿pero son realmente seguros para nuestra salud?
Tipos de edulcorantes
Existen distintos tipos de edulcorantes que se clasifican en naturales y artificiales. Dentro de los edulcorantes artificiales podemos encontrar nutritivos, que aportan calorías, y no nutritivos.
Entre los nutritivos están los polioles monosacáridos (xilitol, manitol, sorbitol) y los polioles disacáridos (lactitol y maltitol). Algunos de los edulcorantes no nutritivos aprobados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) son: la sacarina, el acesulfamo-K, la sucralosa, el ciclamato y los glucósidos de esteviol. El aspartamo es un edulcorante considerado nutritivo, ya que posee calorías, aunque su dosis de consumo es muy baja.
Edulcorantes sanos: ¿mito o realidad?
Hasta la fecha no existe evidencia científica concluyente en humanos que muestre un efecto perjudicial en el consumo de edulcorantes, siempre que este dentro de la ingesta diaria aceptable (IDA).
Se sabe que la energía que se ingiere al sustituir azúcar por edulcorantes es menor, que no existe una relación entre el consumo de edulcorantes y el control glucémico, ni tampoco en la absorción intestinal de glucosa.
Se ha hipotetizado que la disbiosis intestinal, una alteración del equilibrio de la microbiota intestinal, puede producirse al consumir ciertos edulcorantes artificiales, pero este hecho solo ha podido demostrarse en roedores. En humanos, debido a la metabolización y destino propio de cada edulcorante, debe aún establecerse de manera clara.
Por otra parte, se cree que las señales de recompensa emitidas tras el consumo de edulcorantes son débiles comparadas con el consumo de azúcar. Los edulcorantes no alcanzan el tracto gastrointestinal, imposibilitando la secreción de los péptidos GLP-1, PYY y GIP, que cruzan la barrera hematoencefálica y permiten la señalización más allá de la boca.
Características y metabolización de los edulcorantes
El acesulfamo-K, es 200 veces más dulce que la sacarosa (o azúcar común) y se utiliza en la producción de refrescos edulcorados en otros. Se absorbe rápida y completamente en la circulación sistémica y apenas impacta en la microbiota intestinal, ya que no llega al tracto gastrointestinal inferior. Tras 24 h se elimina un 99% por la orina.
La sacarina se encuentra comúnmente unida al sodio (sacarina sódica), lo que le da mayor estabilidad y solubilidad, o también al calcio. Es 300 veces mas dulce que la sacarosa. Se absorbe un 90% unida a proteínas plasmáticas, para excretarse por la orina en un 85-90%, quedando un pequeño porcentaje que impacta sobre la microbiota intestinal.
El aspartamo es 200 veces más dulce que la sacarosa. Se descompone en el intestino delgado en sus componentes: ácido aspártico, fenilalanina y metanol. El metanol se metaboliza en el hígado, y los otros dos forman parte del pool de aminoácidos libres. Ninguno de ellos alcanzan el colon, por lo que no afectan a la microbiota intestinal.
La sucralosa no tiene calorías y no se digiere. Es 600 veces más dulce que la sacarosa y el 70-80% de la cantidad consumida atraviesa el tracto gastrointestinal. El resto es filtrada por los riñones y excretada por la orina. Resiste a la fermentación bacteriana pero por su carácter bacterostático es capaz de afectar a la microbiota intestinal.
Los glicosidos de esteviol o estevia, provienen de la planta sudamericana Stevia rebaudiana. Es de 100 a 300 veces más dulce que la sacarosa. No se hidroliza en el tracto gastrointestinal superior, pero el filo Bacteriodes degrada los glucósidos, modulando la microbiota intestinal. Una fracción de lo que ingerimos se absorbe, metaboliza y excreta como CO2 y agua, y otra lo hace vía vena porta, hígado, riñón, orina.
Proyecto H2020 SWEET
Esta en marcha el proyecto europeo H2020 SWEET, un estudio multicéntrico cuyo objetivo es investigar el uso de los edulcorantes en un contexto de un estilo de vida saludable, el mantenimiento del peso tras la pérdida de peso y el riesgo metabólico de su consumo. Esto favorecerá al nutricionista la toma de decisiones frente al consumo de edulcorantes.
Estaremos atentos a sus resultados.